lunes, 15 de junio de 2009

El Sentido del Progreso

El escritor Miguel Delibes,en su novela El Camino, cuya primera edición es de 1950, plasma el paisaje montañes de Cantabria y la realidad rural que rodea a los personajes. El protagonista principal es Daniel "el mochuelo", un niño de once años al que su padre quiere mandar a estudiar a la ciudad, porque, según él, eso era "progresar".Pero a Daniel, le dolía en el alma dejar su pueblo en aquel valle rodeado de montañas de la provincia de Santander.

...Desde mi obra (Miguel Delibes)

"El hombre, nos guste o no, tiene sus raices en la Naturaleza, y al desarraigarlo con el señuelo de la técnica, lo hemos despojado de su ensencia"
En sus grandes obras maestras (Las Ratas, Los Santos Inocentes, El disputado voto del Señor Cayo, El Camino) el escritor plantea este tema como una especie de comunión íntima entre el hombre y la naturaleza que nunca deberemos perder. Lo artificial nunca es mejor que lo natural.
"A Daniel ,el mochuelo, le dolía aquella despedida como nunca sospechara. Él no tenía la culpa de ser un sentimental. Ni que el valle estuviera ligado a él de aquella manera absorvente y dolorosa. No le interesaba el progreso. Y en cambio, le importaba los trenes diminutos en la distancia, y los caseríos blancos, y los prados y los maizales parcelados; la La Poza del Inglés, y la gruesa y enloquecida corriente de El Chorro (...) y la entrega confiada y dócil de los pececillos del río; y tantas y tantas otras cosas del valle. Sin embargo todo habría de dejarlo por el progreso. " (Capítulo XXI)
¿Cual es el mensaje que transmite Daniel? El propio autor de la novela lo explica: "El camino, viene a resumir el sentido de mi obra en cuanto al progreso y, en consecuencia, uno de los pilares en que aquella se asienta: la defensa de la Naturaleza". Así pues, el chaval, pese a su corta edad, es el que mejor entiende, la cualidad de que su pueblo supera a la ciudad.
Y en la ciudad, es donde yo vivía cuando leí la novela. Y me hizo recordar con melancolía y nostalgia, los tiempos de mi niñez, cuando vivía en el campo o en el pueblo; rodeado de Naturaleza y lejos del ruido, de atascos, de la contaminación; de la falta de tiempo, las prisas, el stress...
Decidí entonces dar un cambio a mi vida y, hoy, afortunadamente, vivo en un pequeño pueblo asturiano donde he recuperado todo lo que perdí. Puedo estar en casa sin que me moleste ningún ruido, ver los verdes prados y las montañas desde ella, pasear por las playas cercanas sin masificar con edificios de apartamentos, chiringuitos y tumbonas, admirar los juegos de luces que se crean entre las nubes o en el amanecer en la montaña o entre el cielo y el mar en las puestas de sol...la ensencia de la vida, al fín.

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