miércoles, 14 de abril de 2021

LOS PADRES DE LA II REPÚBLICA ACABARON APOYANDO A FRANCO

EL CAMINO DEL 14 DE ABRIL

El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República española. Un par de meses antes, el 10 de febrero, se había publicado en el diario “El Sol” el manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República. El régimen de la monarquía de Alfonso XIII había naufragado. ¿Qué pasó?

Retrocedamos un poco. En 1930, y a pesar de que España conoce ese año el mejor momento económico de su Historia, el Rey decide prescindir del general Primo de Rivera, que gobernaba el país en régimen dictatorial desde 1923: la dictablanda”, como se llamaba. ¿Por qué? Porque, al margen de los buenos datos económicos, en las élites del país había un intenso clima de inquietud, de desazón.

LA CRISIS DE LA DICTADURA

¿Por qué se desmoronó el régimen de Primo de Rivera? Más por razones internas que por razones externas. Desde su proclamación en 1923, la dictadura había tenido que hacer frente a demasiadas asechanzas. Y las más peligrosas para el general no eran las de la izquierda, pues ésas había sabido combatirlas, sino las que venían del propio ámbito castrense. El éxito militar del desembarco de Alhucemas, que puso fin a la guerra de Marruecos, calmó las cosas, pero sólo aparentemente: un año después de Alhucemas, los militares volvían a conspirar y esta vez nada menos que con el vetusto general Weyler, el de la guerra de Cuba. ¿Y por qué conspiraban los militares contra Primo de Rivera? Porque éste se había propuesto institucionalizar el régimen: creación de la Unión Patriótica en 1924 como partido del sistema, nombramiento de una asamblea nacional en 1927, redacción de una constitución de corte corporativista y neo-tradicional en 1929… Y todo eso, que molestaba sobremanera a las izquierdas, no molestaba menos a los sectores privilegiados del sistema de la Restauración, que de ningún modo querían cambios en su status. La crisis mundial de 1929, que triplicó el valor de la peseta respecto a la libra esterlina, focalizó el malestar.

El propio rey Alfonso XIII manifestó a Primo de Rivera la conveniencia de que se marchara. El dictador presentó su dimisión al rey en enero de 1930. Alfonso XIII le dejó caer. Pero casi al mismo tiempo, comienzan las agitaciones. Los socialistas, que habían colaborado con el dictador, conspiran junto a los republicanos para cambiar el régimen. En agosto de 1930 se forma un comité en San Sebastián donde están los pesos pesados del republicanismo: Miguel Maura, Alcalá Zamora, Azaña, Lerroux… Entre otras cosas, traman un golpe de Estado que termina quedándose en una sublevación militar en Jaca.

El rey Alfonso XIII, por su parte, encomienda el Gobierno al general Berenguer, primero, y al almirante Aznar, después. El filósofo Ortega y Gasset escribe entonces un sonado artículo titulado: El error Berenguer. Lo que España necesita –sostiene el filósofo- no es un mero cambio de gobierno, sino un cambio de espíritu: víscera cordial, energía nacional, altura histórica. Ortega funda con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la República. Será la cobertura intelectual del comité que, en el plano de la maniobra política, ya está trabajando para derribar a la monarquía: Miguel Maura, Manuel Azaña, Niceto Alcalá-Zamora… El comité termina dando con sus huesos en la cárcel después de la intentona golpista de Jaca, pero sólo recibirá penas muy suaves.

Alfonso XIII, a la desesperada, intentó volver a la monarquía parlamentaria. El rey creía que para eso necesitaba a la izquierda y a los republicanos, así que intentó por todos los medios congraciarse con ellos. Decidió sustituir a Berenguer y buscó entre sus amigos, los políticos de la vieja situación, a alguien que pudiera presidir el Gobierno. Todos le dijeron que no: ni Romanones, ni García Prieto ni ninguno de los viejos cacicones de la Restauración. Hasta ese punto la monarquía había perdido pie. Sólo un hombre aceptó el encargo del Rey: el periodista y político Sánchez Guerra. Y lo primero que hizo fue acudir a la cárcel donde estaban Maura y Alcalá Zamora, los líderes republicanos, y ofrecerles entrar en el Gobierno. Éstos no aceptaron. Finalmente se constituyó un nuevo Gobierno encabezado por un almirante, Juan Bautista Aznar. Era el 18 de febrero de 1931. Una semana antes se había publicado el manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República. La situación ya era irreversible.

ELECCIONES AL REVÉS:

El 12 de abril de 1931 se celebran elecciones municipales. Ganan claramente las candidaturas monárquicas. Los monárquicos vencen en 42 provincias con 22.150 puestos de concejal. Los republicanos y socialistas ganan en ocho provincias con 5.875 concejalías. Los republicanos han perdido y lo saben. Pero han ganado en las capitales de provincia y eso les da esperanzas para las próximas elecciones generales. Ninguno de ellos piensa que pueda hacerse con el poder al día siguiente. Los monárquicos, por su parte, han ganado, pero están aterrados al ver que las capitales de provincias están en manos republicanas.

A partir de aquí se desata una febril actividad entre bastidores, detrás de las cortinas. Hay tres fuerzas que empiezan a actuar a la vez. Por un lado, una parte de los republicanos decide agitar la calle: en el Ateneo de Madrid –centro de operaciones de la masonería- y en la Casa del Pueblo socialista en la capital se forman “espontáneas” manifestaciones que se dirigen hacia el Palacio de Oriente, residencia del rey, y la Puerta del Sol, portando pancartas y aireando un supuesto telegrama –en realidad, una intoxicación- en el que el Rey renuncia a la corona. La segunda fuerza que empieza a actuar es la de los propios monárquicos en rendición: el conde de Romanones, ministro de Estado, y el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil, se acercan a los republicanos y presionan para que el rey abandone. Y la tercera fuerza es la decisiva: Miguel Maura, una de las cabezas del movimiento republicano, que empieza a maniobrar a toda velocidad.

En la casa del doctor Marañón, Maura y Alcalá Zamora se entrevistan con el Conde de Romanones. Éste les dice que el rey está convencido de que el país va a una guerra civil y que sopesa dejar el poder. La Corona está dispuesta a que haya cuanto antes elecciones constituyentes. Maura corre a ver a sus compañeros del comité revolucionario. Sin perder un minuto, se dirige al Ministerio de la Gobernación, en la Puerta del Sol, donde ya está la muchedumbre movilizada por el Ateneo y el PSOE. La mayoría de los líderes republicanos no se creen lo que están viendo. Azaña teme que en cualquier momento llegue la guardia civil y los meta a todos en la cárcel. Y la guardia civil llega, sí, en la persona de su jefe, el general Sanjurjo, pero no para detener al comité revolucionario, sino para ponerse a las órdenes del nuevo Gobierno. Los republicanos han ganado. Ese mismo día, Alfonso XIII se marcha. El 14 de abril, los socialistas Besteiro y Saborit proclaman por su cuenta la República desde los balcones del Ayuntamiento de Madrid. ¿Quién lleva a Besteiro al Ayuntamiento? Un jovencito llamado Santiago Carrillo, en el coche oficial de Saborit

NO ERA ESTO, NO ERA ÉSTO:

El discurso republicano, en boca de gentes como Ortega, se vestía con ropajes regeneradores: se proclamaba la República para salvar a la nación, remozar el país, resucitar la Historia de España. La monarquía había demostrado que ya no vale: es un régimen parcial, de facción, que no atiende a los intereses nacionales. Por eso hacía falta una República concebida como una gigantesca empresa histórica. El proyecto orteguiano era típicamente liberal. Había que establecer una separación clara de los poderes ejecutivo y legislativo. Quería implantar un Parlamento de una sola cámara, elegido por las regiones y asistido por comisiones técnicas. Aspiraba a construir una estructura regional (pero no federal) del Estado, en grandes provincias gobernadas por asambleas y gobiernos locales. Se proponía proclamar un estatuto general del trabajo, con sindicación obligatoria de los trabajadores. Apuntaba a adoptar una economía organizada, con cierto grado de planificación económica por parte del Estado, para construir un Estado social. Por supuesto, predicaba la separación de Iglesia y Estado.

Pero la “línea Ortega” no era la única en liza, e incluso puede decirse que era minoritaria. Al lado, y por encima de ella, estaba la posición mucho más radical que venía marcando Manuel Azaña, que hasta ese momento no había pintado gran cosa en la vida pública española, pero que desde la descomposición de la dictadura había empezado a cobrar enorme peso desde su tribuna en el Ateneo. Para Azaña, los cambios que España necesitaba tenían que afectar a la médula misma de la nación; se trataba de amparar una revolución “burguesa” como la que hizo Francia en 1789. Azaña no ahorraba vocabulario: “Demolición”, “Destrucción creadora”, etc. “Concibo la función de la inteligencia en el orden político –decía- como empresa demoledora. En el estado presente de la sociedad española, nada puede hacerse de útil y valedero sin emanciparnos de la historia. Igual que hay gente que hereda la sífilis, así España ha heredado su Historia”. España estaba enferma de su historia y Azaña se proponía acabar con ella, “extirparla como un tumor”. El programa radical de Azaña tenía desde el principio tres objetivos muy claros: acabar con la Corona, extirpar la religión y aniquilar al ejército.

No todo el ámbito republicano estaba en las posiciones de Azaña. Niceto Alcalá Zamora, por ejemplo, anunció solemnemente en la Plaza de Toros de Valencia el advenimiento de una República de derechas “bajo la advocación de la Virgen de los Desamparados y con la bendición apostólica del cardenal arzobispo de Toledo”, nada menos. De hecho, la Iglesia se mostró conciliadora desde el primer momento e incluso castigó a los prelados que se habían manifestado hostiles al nuevo régimen. Sin embargo, prevaleció el ala más radical y jacobina del movimiento republicano. En el mismo mes de mayo de 1931 comienza la quema de conventos. La II República distará de ser un régimen ejemplar.

¿Y qué fue de la Agrupación al Servicio de la República? Se disolvió entre manifestaciones de desencanto. Ortega y Gasset, publicó muy pronto, el 9 de septiembre de 1931, un artículo muy crítico titulado “Un aldabonazo” donde decía:

Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: «¡No es esto, no es esto!» La República es una cosa. El «radicalismo» es otra. Si no, al tiempo

El tiempo le iba a dar enseguida la razón. El mejor balance de la amarga experiencia de la II República fue el que hizo un ilustre liberal, Salvador de Madariaga, y decía así: “¡Qué bella era la República en tiempos de la Monarquía!”.

LOS PADRES DEL 14 DE ABRIL TERMINARON APOYANDO A FRANCO

RESEÑA de EL TERROR ROJO 
José Ortega y Gasset
, que había rubricado alguna de las sesiones más notables del parlamento republicano –es célebre su debate sobre el asunto catalán-, se apartó de la vida política a partir de 1933. Cuando comenzó la guerra civil estaba en su casa de Madrid. Allí recibió la visita de una escuadra de milicianos comunistas, armados con pistolas, que le presentaron un documento: era un manifiesto de apoyo al Frente Popular y condena de la sublevación militar. Ortega firmó bajo la amenaza de las armas y huyó inmediatamente al exilio: París, Países Bajos, Argentina, Lisboa…Durante la guerra no dudó en censurar a quienes, fuera de España, defendían al Frente Popular sin tener ni idea de lo que realmente estaba pasando en nuestro país. Ortega volvió a España reiteradas veces durante los años cuarenta hasta afincarse definitivamente en Madrid. No se le devolvió su cátedra madrileña, pero sí todos los haberes atrasados. El régimen de Franco le permitió crear un Instituto de Humanidades 
donde impartió enseñanza de manera privada hasta su muerte en 1955.

Gregorio Marañón abandonó también el Madrid del Frente Popular al ver su vida amenazada por los milicianos de la izquierda. Se instaló en París y allí permaneció hasta 1943. Volvió a España. Sus viejos discípulos, todos ellos en el régimen de Franco, le habían organizado un retorno triunfal: una conferencia magistral en el Paraninfo de la Universidad Complutense. Marañón se reincorporó a la vida docente como profesor de Endocrinología, que era su especialidad médica. En 1946 fue nombrado vocal del Pleno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organismo creado por el nuevo régimen. Pidió y obtuvo la creación de un Instituto de Endocrinología Experimental que, posteriormente, se integró en el Centro de Investigaciones Biológicas. Miembro de cinco reales academias, pasó el resto de su vida escribiendo y enseñando. Murió en 1960 siendo una de las personalidades más respetadas de la cultura oficial española.

Por último, el escritor Ramón Pérez de Ayala también abandonó el Madrid rojo. La República le había nombrado embajador en Londres en 1932, pero en junio de 1936, antes de que estallara la guerra, dimitió al ver la deriva revolucionaria del Frente Popular. Se exilió en Francia. Dos de sus hijos combatirán voluntarios en el bando nacional. Como Ortega, también Pérez de Ayala hablará a favor del alzamiento desde el extranjero: lo hizo en una carta abierta publicada en el Times de Londres. Sin embargo, tardará en volver a España. El régimen de Franco le nombró agregado honorario de la embajada española en Buenos Aires, pero la vida de Pérez de Ayala entró en un torbellino de reveses personales. En diciembre de 1954 regresó finalmente a Madrid. En la capital de España pasó el resto de su vida escribiendo regularmente en el diario conservador y monárquico ABC hasta su muerte en 1962.

Los tres firmantes del manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República, Ortega, Marañón y Pérez de Ayala, terminaron abominando de la República y cobijándose bajo el régimen que cerró la calamitosa experiencia republicana.

By JOSÉ JAVIER ESPARZA

CARTA A UN 'MILLENNIAL' SOBRE LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA

Decía Albert Camus que el mayor enemigo de la libertad es la mentira, tras la cual se anuncia la tiranía, y el tiempo que vivimos, en el que gozamos de amplias libertades formales, está presidido en cambio por una terrible forma de esclavitud marcada por la manipulación, la mentira descarada y lo que es peor, por el intento de algunos de imponer por ley una determinada visión de la historia, a gusto de una mayoría.

LA II REPÚBLICA: UNA FRUSTRACIÓN COLECTIVA DINAMITADA POR LA IZQUIERDA

RESEÑA de EL TERROR ROJO EN ESPAÑA
(...) 
Fueron unas elecciones municipales las que trajeron la II República. Aunque el escrutinio arrojó una derrota de los partidos republicanos en el conjunto de la nación, las grandes ciudades votaron mayoritariamente a los partidos republicanos, lo que unido a la adecuada planificación  y explotación del éxito por parte de éstos, previamente reunidos en el Pacto de San Sebastián, provocó la caída de la Monarquía y la proclamación de la República.

El 14 de abril fue un día de alegría colectiva. Se recibió a la República como símbolo de modernidad y de esperanza, pero esa alegría duraría un mes escaso, pues ya en el mes de mayo de 1931, la masiva quema de conventos e iglesias en gran parte de España ante la pasividad de la fuerza pública y de las autoridades, dio al traste con cualquier ilusión colectiva, al constatarse que la izquierda había decidido instaurar un régimen sectario hecho a su medida. Los ataques a la religión –que tuvieron su máxima expresión en la expulsión de la Compañía de Jesús en el año 1932 y la incautación de sus centros de enseñanza-  la aprobación de una Constitución laicista de inspiración claramente masónica en la que se declara que España es “una República de trabajadores de toda clase, que se organizan en régimen de Libertad y de Justicia” y la sustitución de la bandera rojigualda por la bandera tricolor -roja, amarilla y morada (reputando morado el pendón de Castilla en un error histórico)- expulsaron de hecho a una buena parte de los españoles del sentimiento republicano.

EL GOLPE DE ESTADO REVOLUCIONARIO DE 1934:
La evolución tumultuaria y anticlerical de la república provocó una situación inédita en las elecciones generales de 1933, en las que, en parte gracias al voto de las mujeres -recientemente reconocido pese a la severa oposición de la izquierda-  la derecha ganó las elecciones, aunque no se atrevió a formar gobierno, por lo que el Presidente de la República, el centrista Alcalá Zamora, encargó formar gobierno al partido radical de Alejandro Lerroux, con el apoyo parlamentario de la CEDA que había ganado las elecciones. La izquierda había configurado la República de forma sectaria y jacobina, de tal forma que sólo pudiese ser gobernada por  las fuerzas de la izquierda, con exclusión de la derecha a la que consideraban antirrepublicana.

Por eso, cuando en octubre de 1934, la CEDA le retira su confianza al gobierno centrista de los radicales de Lerroux y exige participación, incluyendo a tres ministros en el Gabinete, la izquierda, con importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto y con el apoyo de los anarquistas (Confederación Nacional del Trabajo, la Federación Anarquista Ibérica, y el Partido Comunista de España), decide dar un golpe de Estado. Aunque los principales focos de la rebelión se produjeron en Cataluña (donde Companys, Presidente de la Generalidad proclamó el Estado catalán) y en Asturias, donde tuvieron lugar los sucesos más graves, finalmente, la decidida actuación del gobierno, que no dudó en emplear el ejército y fundamentalmente a la Legión, consiguió sofocar una rebelión que dejó entre 2.000 y 3.000 muertos y que constituyó el germen y antecedente de la futura guerra civil.

LAS ELECCIONES DE FEBRERO DE 1936 Y EL FRENTE POPULAR:

Sofocada la rebelión y procesados y condenados sus principales cabecillas, la izquierda no dudó en utilizar todo su aparato propagandístico para magnificar la “represión” de las fuerzas militares sobre los elementos revolucionarios, provocando un clima de crispación y violencia en toda España que culminó con la disolución de las cámaras y la convocatoria de unas nuevas elecciones generales en febrero de 1936, en la que la izquierda, coaligada en torno al denominado Frente Popular obtuvo una victoria más que discutible sobre la derecha, dada la falsificación de gran parte de las actas –muy recientemente acreditada por un estudio riguroso y objetivo sobre el escrutinio– y el clima de coacción y violencia que la izquierda impuso en gran parte del territorio nacional.  El gobierno del Frente Popular no dudó el pisotear el estado de derecho, al liberar de las cárceles a los condenados por la revolución de octubre, prohibir partidos de la oposición y detener a sus líderes (como sucedió con Falange Española, acto que sería revocado finalmente por el Tribunal de Garantías Constitucionales en plena contienda) y sustituir de forma ilegal al Presidente de la República Alcalá Zamora, por el líder de Izquierda Republicana, Manuel Azaña, que de esta manera accedió a la Presidencia en una maniobra ciertamente ilegal.  A partir de ese momento, un clima revolucionario se apoderaría de todo el país, con persecuciones y cierres arbitrarios de diarios y partidos políticos.

Hay que reconocer que el líder socialista Francisco Largo Caballero (que hoy tiene una estatua en Madrid y su nombre adorna las calles en las principales ciudades de España), no escondía que la intención del PSOE era ir a la Guerra Civil e imponer una tiranía de corte soviético como en la URSS:

Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos.[1]

"La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución”.[2]

La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”.[3]

Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos”.
“Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia’). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacia la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”[4].

La subida al poder del Frente Popular supuso la quiebra definitiva del Estado de derecho en la República. Se decretó la amnistía de los condenados por el golpe de 1934, en su mayor parte, socialistas y separatistas catalanes, y una ola desbordada de violencia y la intimidación por parte de grupos radicales de izquierda se apoderó de las calles, provocando al poco tiempo la respuesta de grupos de derechas y falangistas creando un clima guerra-civilista de enfrentamientos y asesinatos de corte político todas las semanas. Las autoridades se vieron desbordadas por los grupos anarquistas y comunistas y se produjeron incautaciones de fincas y asaltos y saqueos a Iglesias y monasterios y otras propiedades privadas. La situación de excepcionalidad la dibujaron certeramente José María Gil Robles, líder del CEDA (Confederación Española de derechas Autónomas) y José Calvo Sotelo (Renovación Española) en el Congreso de los Diputados en la sesión plenaria de 16 de junio de 1936, cuya lectura del Diario de Sesiones recomiendo vivamente para pulsar el ambiente que se respiraba en las Cortes[5].

-Intervención de José María Gil Robles (CEDA)

«Habéis ejercido el Poder con arbitrariedad, pero, además, con absoluta, con total ineficacia. Aunque os sea molesto, Sres. Diputados, no tengo más remedio que leer unos datos estadísticos. No voy a entrar en el detalle, no voy a descender a lo meramente episódico. No he recogido la totalidad del panorama de la subversión de España, porque, por completa que sea la información, es muy difícil que pueda recoger hasta los últimos brotes anárquicos que llegan a los más lejanos rincones del territorio nacional.

Desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio, inclusive, un resumen numérico arroja los siguientes datos:
Iglesias totalmente destruidas, 160. 
Asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto, 251. 
Agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan, 215
Centros particulares y políticos destruidos, 69. Ídem asaltados, 312.
Asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos, 33. 
Periódicos totalmente destruidos, 10.
Tentativas de atraco, 23. Atracos consumados, 138. 
Huelgas generales, 113. Huelgas parciales, 228.
Bombas y petardos explotados, 146. 
Recogidas sin explotar, 78 (Rumores)»
Muertos, 269

-Intervención de José Calvo Sotelo.
«España vive sobrecogida con esa espantosa úlcera que el señor Gil Robles describía en palabras elocuentes, con estadísticas tan compendiosas como expresivas; España, en esa atmósfera letal, revolcándose todos en las angustias de la incertidumbre, se siente caminar a la deriva, bajo las manos, o en las manos —como queráis decirlo— de unos ministros que son reos de su propia culpa, esclavos, más exactamente dicho, de su propia culpa…

«Vosotros, vuestros partidos o vuestras propagandas insensatas, han provocado el 60 por 100 del problema de desorden público, y de ahí que carezcáis de autoridad. Ese problema está ahí en pie, como el 19 de febrero, es decir, agravado a través de los cuatro meses transcurridos, por las múltiples claudicaciones, fracasos y perversión del sentido de autoridad desde entonces producidos en España entera.

«… España no es esto. Ni esto es España. Aquí hay diputados republicanos elegidos con votos marxistas; diputados marxistas partidarios de la dictadura del proletariado, y apóstoles del comunismo libertario; y ahí y allí hay diputados con votos de gentes pertenecientes a la pequeña burguesía y a las profesiones liberales que a estas horas están arrepentidas de haberse equivocado el 16 de febrero al dar sus votos al camino de perdición por donde os lleva a todos el Frente Popular. (Rumores.)

Pero tu ley de la turbamulta es la ley de la minoría disfrazada con el ademán soez, y vociferante y eso es lo que está imperando ahora en España; toda la vida española en estas últimas semanas es un pugilato constante entre la horda y el individuo, entre la cantidad y la calidad, entre la apetencia material y los resortes espirituales, entre la avalancha hostil del número y el impulso selecto de la personificación jerárquica, sea cual fuere la virtud, la herencia, la propiedad, el trabajo, el mando; lo que fuere; la horda contra el individuo.

«Y la horda triunfa porque el Gobierno no puede rebelarse contra ella o no quiere rebelarse contra ella, y la horda no hace nunca la Historia, Sr. Casares Quiroga; la Historia es obra del individuo. La horda destruye o interrumpe la Historia y SS. SS. son víctimas de la horda; por eso SS. SS. no pueden imprimir en España un sello autoritario. (Rumores.)

«Y el más lamentable de los choques (sin aludir ahora al habido entre la turba y el principio espiritual religioso) se ha producido entre la turba y el principio de autoridad, cuya más augusta encarnación es el Ejército. Vaya por delante un concepto en mí arraigado: el de la convicción de que España necesita un Ejército fuerte, por muchos motivos que no voy a desmenuzar… (Un Sr. Diputado: Para destrozar al pueblo, como hacíais.)

«… Sobre el caso me agradaría hacer un levísimo comentario. Cuando se habla por ahí del peligro de militares monarquizantes, yo sonrío un poco, porque no creo —y no me negaréis una cierta autoridad moral para formular este aserto— que exista actualmente en el Ejército español, cualesquiera que sean las ideas políticas individuales, que la Constitución respeta, un solo militar dispuesto a sublevarse en favor de la Monarquía y en contra de la República. Si lo hubiera, sería un loco, lo digo con toda claridad (Rumores), aunque considero que también sería loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a sublevarse en favor de España y en contra de la anarquía…» (Grandes protestas y contraprotestas.)

Tras esta intervención, el Presidente del Consejo de Ministros, Sr. Casares Quiroga advirtió a Calvo Sotelo que le haría responsable de cualquier cosa que pudiera pasar en España, a lo que éste replicó con un bellísimo párrafo que sería el último que pronunciaría en el parlamento antes de ser asesinado:

«Yo tengo, Sr. Casares Quiroga, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul, y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien, señor Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de S. S. Me ha convertido S. S. en sujeto, y por tanto no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria (Exclamaciones.) y para gloria de España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: «Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis.» Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio. (Rumores.) Pero a mi vez invito al Sr. Casares Quiroga a que mida sus responsabilidades estrechamente, si no ante Dios, puesto que es laico, ante su conciencia, puesto que es hombre de honor; estrechamente, día a día, hora a hora, por lo que hace, por lo que dice, por lo que calla. Piense que en sus manos están los destinos de España, y yo pido a Dios que no sean trágicos. Mida S. S. sus responsabilidades, repase la historia de los veinticinco últimos años y verá el resplandor doloroso y sangriento que acompaña a dos figuras que han tenido participación primerísima en la tragedia de dos pueblos: Rusia y Hungría, que fueron Kerensky y Karoly. Kerensky fue la inconsciencia; Karoly, la traición a toda una civilización milenaria. Su señoría no será Kerensky, porque no es inconsciente, tiene plena conciencia de lo que dice, de lo que calla y de lo que piensa. Quiera Dios que S. S. no pueda equipararse jamás a Karoly. (Aplausos.)»

Finalizada ésta intervención, la diputada comunista Dolores Ibarruri, más conocida como  “Pasionaria”, cuyo nombre aparece hoy en día en muchas calles de España, le gritó: Este ha sido tu último discurso” 

ASESINATO DE CALVO SOTELO Y ALZAMIENTO MILITAR DEL 18 DE JULIO:

Y la amenaza se cumplió, pues en la madrugada del 13 de julio un grupo de oficiales y guardias de asalto –en su mayor parte de la escolta del ministro socialista Indalecio Prieto– se presentó en su casa en un coche del Gobierno. Antes habían ido a por Gil Robles, pero este se encontraba de viaje, así que decidieron ir a por su segundo objetivo. Calvo Sotelo fue obligado a acompañarles. Antes se despidió de su mujer, sospechando lo que le esperaba. A la mañana siguiente, su cuerpo aparecería en el Cementerio de la Almudena (entonces “Cementerio del Este”) con dos tiros en la nuca que le habían disparado nada más salir de su casa desde el asiento trasero de la furgoneta de la Guardia de Asalto.[6]

Este crimen fue la gota que colmó el vaso y que precipitó la decisión de buena parte del ejército y de la sociedad civil no frentepopulista, de alzarse contra el estado revolucionario en que el Frente Popular había convertido la IIª República Española, un alzamiento que comenzaría en Ceuta y Melilla el 17 de julio y se extendería a toda España el 18 de julio de 1936. El fracaso de dicho alzamiento en las principales ciudades de España, provocaría una sangrienta guerra civil que duró tres años y cuyo análisis merece un capítulo aparte.

En definitiva, el 18 de julio de 1936 no se produjo ningún golpe militar “fascista”. En primer lugar, porque no fue exclusivamente militar sino cívico militar. En segundo lugar, porque el fascismo no tenía fuerza alguna en España y finalmente porque el alzamiento fue apoyado por todas las fuerzas monárquicas, tradicionalistas, la derecha parlamentaria, el centro (Lerroux) y la Falange (todos ellos llamados “fascistas” por la izquierda), que si inicialmente tuvo una influencia del fascismo, pronto la abandonó quedando tan sólo la influencia estética de dicho movimiento europeo.

Esta es la verdad, sin ambages, ni adornos. Muy resumida, pero todo lo que aquí he escrito es verdad. Pero esto no es, querido joven, lo que habrás leído en los textos de historia que has manejado hasta ahora, que están pasados por el tamiz del pensamiento único dictado por la izquierda, que ha reescrito la historia convirtiendo la II República en un paraíso democrático y el alzamiento del 18 de julio en una asonada golpista para acabar con la democracia urdida por Francisco Franco, precisamente, el ultimo general en unirse a la sublevación al comprobar, tras el asesinato vil de Calvo Sotelo por fuerzas gubernamentales, que no era posible la paz.  Pero la mentira tiene las patas muy cortas y al final, dentro de no mucho tiempo, la verdad triunfará. 

Por LUIS FELIPE UTRERA-MOLINA

viernes, 2 de abril de 2021

OTRO CRIMEN LEGALIZADO: LA EUTANASIA QUE VIENE

"EL LENGUAJE POLÍTICO ESTÁ DISEÑADO PARA HACER QUE LAS MENTIRAS SUENEN VERDADES Y QUE SEA RESPETABLE EL CRIMEN" (GEORGE ORWELL)

Es la definición perfecta de la leyes sobre el ABORTO o la recientemente aprobada de la EUTANASIA o 'SUICIDIO ASISTIDO'. Una ley que permite a terceros o en nombre del estado asesinarte, aunque sea en contra de tu voluntad.

De unos doscientos países que hay en el mundo, sólo Holanda, Bélgica, Canadá y Colombia tienen una ley similar como la que en España se ha aprobado, convirtiéndose así es el quinto en la lista. Eso sí, muy democráticamente con 202 votos a favor, 141 en contra y 2 abstenciones. Así que, se consumió la infamia: España abre la puerta a que un tercero decida sobre la vida de los demás… sobre todo de los más vulnerables.
A favor del crimen, los dos partidos del gobierno (PSOE, UNIDAS PODEMOS) más los partidos que apoyan la legislatura del gobierno (MÁS PAÍS, NUEVA CANARIA, COALICIÓN CANARIA, JUNTOS X CATALUÑA, PdCAT, ESQUERRA REPUBLICANA DE CATALUÑA, PARTIDO NACIONALISTA VASCO, FORO ASTURIAS, CIUDADANOS y los terroristas filoetarras EH-BILDU (tela). Todos ellos han aplaudido a rabiar la nueva ley...DE LA MUERTE.
En contra votaron: VOX, PP y UPN.
VOX presentará un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional la ley de Eutanasia: «Esta ley vulnera la Constitución, la ley, la ética… es eugenésica e ilegítima y ataca a la profesión médica», señalan desde el partido.
Tampoco se les ha consultado y se han opuesto:
+>El Comité de Bioética
+>Asociación Médica Mundial
+>Colegio de Médicos de Madrid
+>Sociedad Española de Psiquiatría
+>Sociedad Española de cuidados paliativos
+>El Consejo General de Colegios de Médicos
+>Juristas y académicos de Legislación y Jurisprudencia.
En España hay partidos políticos que han traspasado esa frontera ética que nos introduce en el peligroso plano inclinado de la eutanasia: se empieza permitiéndose sólo en los casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones a cualquier persona incluso contra su voluntad , y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados sobre todo intelectuales..., que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos, sus familiares- sobre sus vidas.
Es lo que ha pasado en los países que han aprobado la eutanasia antes que España: por ejemplo, en Canadá, en los Países Bajos o en Bélgica.
El actual presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Manuel Martínez Sellés, en una entrevista a El Mundo, y ante el argumento de que el médico no va a hacer nada que el paciente no le haya pedido, recordaba lo que está ocurriendo en Holanda: “Hay pacientes que no están en sus plenas facultades. Las enfermedades avanzadas deterioran la capacidad cognitiva. Cuando se apruebe la ley, puede haber la incertidumbre de si es el hijo el que quiere la herencia. Espero que alguien lea esta entrevista dentro de 10 años. Ojalá me equivoque, pero se estará aplicando la eutanasia a pacientes que no la han solicitado”.
Sobre el caso holandés, explicaba que “la eutanasia se empezó a utilizar en unos supuestos muy concretos, pero a medida que ha pasado el tiempo se produce ‘la pendiente deslizante’ y esos supuestos se han ido cayendo. Hoy en día, en Holanda, están aplicando la eutanasia a ancianos con demencia, a enfermos mentales y a niños con discapacidad, es decir, pacientes que por su propia condición clínica no tienen la capacidad de solicitarla”
“La eutanasia va contra el juramento hipocrático y el código deontológico de los médicos. Además, la Asociación Médica Mundial la ha condenado de forma clara y explícita”, recalca este médico, que insiste en que “destruye la relación de confianza médico-paciente. Hoy en día, cuando un paciente va a un hospital tiene la certeza de que lo que le van a hacer es algo bueno para él. Con esta nueva ley, vamos a perder esta relación”, añadió Martínez Sellés.
A destacar la propuesta del diputado de VOX, el doctor Steegman: “Los médicos que hagan eutanasias deberían llevar bata gris, para que los reconozcamos".

EUTANASIA: TODO LO QUE NO SE QUIERE SABER
(*) En el Congreso se ha aprobado la eutanasia prácticamente por aclamación. Sus defensores repiten pomposos, y con alarde de agresividad, que la eutanasia es un derecho. Lo que no dicen es quién lo a a ejercer realmente . Sobre el papel, la demanda de eutanasia proviene de una persona en pleno uso de sus facultades, lúcida, con clara y fuerte voluntad, que va a ejercer ese derecho con plena independencia y autonomía. Es decir, nada que ver con lo real. Lo real es que la mayoría de los candidatos a la eutanasia serán personas gravemente enfermas, ancianas, deprimidas, altamente dependientes, vulnerables e influenciables. Esa es la realidad que rompe en pedazos el papel y estropea la festiva aclamación del Congreso.
LA REALIDAD es que, en la mayor parte de los casos, el derecho a la eutanasia consiste en el derecho de otros a decidir sobre la muerte de una persona. ¿O creen los devotos de la eutanasia, y los que se suben al carro por razones tan de peso como que las encuestas dan a favor, que van a solicitar la eutanasia personas en buen estado de salud mental y física y en condiciones de casi perfecta independencia? Si no lo creen, lo quieren hacer creer. Con la misma desinformadora actitud, nada han querido saber de la experiencia. Prefieren no saber ni difundir qué sucede en países con la eutanasia legalizada hace años. Cómo los grupos de población donde más crece esa práctica son los más vulnerables. NO QUIEREN QUE SE SEPA que allí la eutanasia ha ido dejando de ser el último recurso para los que padecen sufrimientos intolerables y se ha vuelto vía de salida para situaciones de fragilidad, vulnerabilidad y soledad.
NO SE DECIDE DESDE LA INDEPENDENCIA, SINO DESDE LA DEPENDENCIA. Que no cuenten ese cuento del individuo autónomo en pleno uso de sus facultades. Cuenten otro, pero no ése. No hagan creer tampoco que la alternativa a la eutanasia es morir sufriendo, porque hoy eso es impensable, y si ocurriera, si deliberadamente se permitiera, sería una mala praxis. La eutanasia no es paliar el sufrimiento. LA EUTANASIA ES QUITAR LA VIDA. Puede discutirse si se justifica o no en ciertos casos, pero no confundan, No engañen. No desinformen. Y digan lo que sucede allí donde la eutanasia es práctica habitual: los cuidados paliativos dejan de desarrollarse. No hay incentivo para hacerlo cuando existe un remedio mucho más rápido y barato.
Los devotos y los que se dejan arrastrar por la fascinación del derecho a morir –o por la mayoría a favor en las encuestas– ocultan sistemáticamente los riesgos. Sobre el papel, filtros y condiciones dan la impresión de que todo estará milimétricamente controlado. La práctica, sin embargo, esa experiencia sobre la que nada han querido saber, indica que una vez legalizada la eutanasia no es posible mantenerla bajo control. Lo que nos han dicho, en realidad, los diputados que aclamaron la eutanasia es que, si hay diez casos en los que está justificada, debemos permitir una práctica que puede causar la muerte inadecuada de miles.
Ni siguiera evitaron la coincidencia. La de tanta muerte junta. Justo cuando una epidemia se ha llevado por delante a muchos de los más vulnerables, a los que se ha sido incapaz de proteger, abren la puerta para que parte de ellos sean expedidos, muy legalmente, al más allá, por voluntad de vaya usted a saber quién. No es fácil explicar cómo el Congreso, en plena oleada de mortandad, se puso a legalizar la muerte por eutanasia. Pero acaba de pasar.
(*) CRISTINA LOSADA: TODO LO QUE NO SE QUIERE SABER
LA HISTORIA DE LA EUTANASIA EN EL RÉGIMEN NAZI Y LA EXPERIENCIA ACTUAL DE BÉLGICA Y HOLANDA:
(*) SOBRE EL PAPEL, LA EUTANASIA y el suicidio asistido son el último recurso y su regulación establece salvaguardas y garantías, entre ellas la capital: el consentimiento. Sin embargo, lo que ocurre cuando se legalizan esas prácticas está lejos de atenerse a ese modelo intachable. El psiquiatra y psicoanalista Herbert Hendin, una de las autoridades en materia de prevención de suicidios en Estados Unidos, estudió en los años noventa lo que llamaría el "tratamiento holandés". En su libro SEDUCIDOS POR LA MUERTE (Seduced by Death. Doctors, Patients and the Dutch Cure, en el original) describió así la secuencia:
"Holanda ha pasado del suicidio asistido a la eutanasia; de la eutanasia para personas con enfermedades terminales a la eutanasia para personas con enfermedades crónicas; de la eutanasia para enfermedades físicas a la eutanasia para aflicciones psicológicas; y de la eutanasia voluntaria a la eutanasia involuntaria."
Hendin testificó en la misma época, la del presidente Clinton, en el Congreso de EEUU. Fue en un debate sobre el suicidio asistido, que era legal en el estado de Oregón. Dijo que después de haber tenido conocimiento detallado de casos de eutanasia presentados por médicos holandeses, había llegado a la conclusión, compartida por otros colegas, de que "no es posible legalizar la eutanasia y mantenerla bajo control mediante de la prescripción de unas determinadas pautas a seguir". En su libro afirma:
+>"Los partidarios de la eutanasia están diciendo que si hay diez casos en los que la eutanasia es adecuada, deberíamos legalizar una práctica que puede causar la muerte inadecuada de miles."
Bien. Esto era en los noventa. Ha llovido. Quizá se hayan corregido los errores. Un artículo de 2015 de Arthur L. Caplan, uno de los principales expertos en bioética de Estados Unidos, y Barron H. Lerner reconsideraba el problema de la PENDIENTE RESBALADIZA. Con datos, no como nuestros devotos de la eutanasia. Aunque uno de los obstáculos que encontraron Caplan y Lerner fue la insuficiencia de información detallada y fiable. Hacían falta, decían, estudios independientes sobre la práctica de la eutanasia en Holanda y Bélgica para poder asegurar que las garantías se cumplen y que estas "estrategias para el final de la vida" son "el último recurso para personas desesperadas y no la respuesta equivocada a la fragilidad y la soledad".
De los datos disponibles más recientes extraían varias pautas. Desde la legalización o despenalización, en ambos países había aumentado de forma considerable el número de muertes por eutanasia. En Holanda se habían triplicado. El porcentaje de peticiones aprobadas había ascendido del 55 por ciento en 2007 al 77 por ciento en 2013. Entre los motivos para la petición de eutanasia se había abierto paso el concepto cansado de la vida. LOS GRUPOS DE POBLACIÓN DONDE MÁS HABÍA CRECIDO LA EUTANASIA ERAN LOS MÁS VULNERABLES. Concluían:
*>"Hay muchos grupos potencialmente vulnerables a los abusos que aguardan al final de la pendiente resbaladiza: los ancianos, las personas con discapacidades, los pobres, las minorías y personas con trastornos psiquiátricos."
Conviene saber, y sospecho que nuestros políticos no lo saben, que en distintos países del mundo las asociaciones que defienden los derechos de las personas con discapacidad están entre los más decididos oponentes de la legalización. La presidenta de unos de esos grupos (Not Dead Yet), Diane Coleman, decía en un reportaje de Newsweek en 2015:
*>"Vemos a personas a las que se niegan los cuidados que necesitan por razones económicas. El suicidio asistido es el tipo de tratamiento más barato que podría ofrecer el sistema. Estas presiones son un motivo de inquietud."
Y tanto. La práctica eutanásica indica que la AUTONOMÍA DEL PACIENTE, ese señuelo que los partidarios colocan en el centro de su alegato, TIENDE A DESAPARECER. Hendin decía que la experiencia holandesa mostraba que son los médicos los que deciden. En su libro planteaba un escenario de interacciones complejas entre médico, paciente, familia, etcétera, que sería determinante para la decisión. Esas tendencias no se mitigan en un sistema como el nuestro. Al revés. En un sistema sanitario público, sobrecargado, muy costoso, en países con una población cada vez más envejecida, los incentivos para optar por el tratamiento más barato serían muy poderosos. Igual que lo serían para dejar de desarrollar la medicina paliativa. Como certifica, por cierto, el caso de Holanda.
Estos días es visible en España la presión para legalizar la eutanasia, como lo fue en 2004 aprovechando la película Mar adentro, a cuyo estreno asistieron el entonces presidente Zapatero y varios de sus ministros. No era la primera vez que se utilizaba el impacto de una película para esa finalidad. Hay un film alemán (Ich klage an) que persuadió a muchos alemanes de las bondades de la eutanasia. Cuenta el caso de una hermosa y joven mujer, esposa de un médico, a la que se diagnostica esclerosis múltiple. Cuando su estado empeora, su marido, a petición de ella, le da muerte y es juzgado. Dicen que es una cinta conmovedora. Podían reponerla en las cadenas de televisión que están tan entusiasmadas con la eutanasia. El único problema de esa película es que se hizo a instancias de la jerarquía nazi.
LA EUTANASIA TIENE HISTORIA, Y LA PARTE NAZI HAY QUE SABERLA. Cierto, los nazis, bajo el nombre de la eutanasia, perpetraron el asesinato de decenas de miles de pacientes hospitalizados y muchos otros. Fue el Programa T-4 y sentó el precedente –y los métodos– para los posteriores PLANES DE EXTERMINIO. La motivación fue tanto ideológica (racial) como económica. Pero antes del nazismo existía ya en Alemania el caldo de cultivo para la eutanasia. Lo prepararon las ideas del darwinismo social y la eugenesia, que igualmente tuvieron influencia en otros países. Los nazis se nutrieron de aquellas ideas. Luego las recondujeron de acuerdo con sus siniestros propósitos. Hoy son otros los sesgos ideológicos de los que quieren abrir la puerta a la inhumanidad disfrazada de humanismo.
Un pequeño acertijo. Un extracto de una noticia publicada:
+>"El Ministerio de Justicia, en un memorándum detallado (...) hoy anunció su intención de autorizar que los médicos pongan fin a los sufrimientos de los pacientes incurables. El memorándum, que todavía no tiene fuerza de ley, propone que "se haga posible que los médicos pongan fin a la tortura que sufren pacientes incurables a petición suya, en el interés de la verdadera humanidad".
LOS PARTIDARIOS DE LA EUTANASIA no tendrán nada que objetar. Todo suena muy bien. Perfecto. Maravilloso. El único problema, ¡otra vez!, es cómo lo anunció el régimen nazi , en octubre de 1933, que iba a legalizar la eutanasia. Su modo de anunciarlo, igual que toda su propaganda, usa los temas y argumentos que siguen sustentando esa causa. Ya sólo por eso, las actuales campañas pro eutanasia deberían estar bajo escrutinio público mucho más de lo que están. Los medios tendrían que mostrar las facetas más ocultas del problema: no sólo las que quieren enseñar los activistas. Porque suelen ser los activistas quienes asesoran a las personas que sufren los casos dramáticos y preparan su proyección a los medios. Una operación que se puede resumir así: Captar el favor de la opinión pública por la vía de la emotividad y esconder sistemáticamente los riesgos.
(*) LA EUTANASIA SALE BARATA, por Cristina Losada
LA EUTANASIA QUE VIENE
(*) El caso de Noa Pothoven, la holandesa de 17 años, ha causado en España gran conmoción. Inicialmente se informó, tanto en la prensa española como en la de otros países, de que se le había autorizado la eutanasia. Después se rectificó. Según la última versión, su muerte fue un suicidio sin asistencia, aunque, eso sí, publicitado. Era autora de un libro exitoso en el que contaba los traumas que le habían provocado los abusos sexuales que había sufrido. Ella misma anunció en una red social que iba a morir en el plazo de diez días y que había tomado la decisión junto a un equipo médico, lo cual posiblemente indujo a la confusión sobre la eutanasia. Lo hizo en el salón de su casa junto con sus familiares e incluso recibió, mientras se dejaba morir de inanición, la visita de una diputada de los Verdes, según el corresponsal de ABC. Todo muy normal. En Holanda.
No hay motivo para la conmoción. En Holanda es normal y legal. Aunque no fuera el caso de Pothoven, allí, al igual que en Bélgica, se puede autorizar la eutanasia de una persona con sufrimiento psicológico. La definición de "sufrimiento intolerable" que da acceso a la eutanasia se ha ido ampliando con el tiempo. Mejor dicho: con la práctica. No se reduce al sufrimiento físico, que es lo que en España se supone que la justifica. Esto ha ido paso a paso, pero siempre a más. El psiquiatra y psicoanalista estadounidense Herbert Hendin, una autoridad en materia de prevención de suicidios, tras estudiar lo que llamó the Dutch cure (la cura holandesa), describió gráficamente la escalada:

> "HOLANDA HA PASADO DEL SUICIDIO ASISTIDO A LA EUTANASIA; DE LA EUTANASIA PARA PERSONAS CON ENFERMEDADES TERMINALES A LA EUTANASIA PARA PERSONAS CON ENFERMEDADES CRÓNICAS; DE LA EUTANASIA POARA ENFERMEDADES FÍSICAS A LA EUTANASIA PARA AFLICCIONES PSICOLÓGICAS; Y DE LA EUTANASIA VOLUNTARIA A LA EUTANASIA INVOLUNTARIA."
En 2015, Arthur L. Caplan, uno de los grandes expertos en bioética de Estados Unidos, confirmaba aquella expansión del concepto de 'sufrimiento intolerable' en ambos países. Además, viendo los datos oficiales, cuya insuficiencia subrayaba, notó que una de las motivaciones que se abría paso para pedir la eutanasia era la de 'estar cansado de la vida'. En 2016, respondiendo a esa demanda, el Gobierno holandés anunció una ley para que las personas que sienten que han "completado su vida" pudieran "acabarla de un modo digno". Pese a los eufemismos habituales, se entiende. El proyecto continúa en estudio. Es el siguiente escalón. No habrá que sufrir ninguna dolencia terminal ni crónica, ni física ni psíquica, para que le suicide a uno el sistema sanitario: el Estado.
Si la conmoción la ha causado la edad de la joven Pothoven, tampoco habría motivo para rasgarse las vestiduras. Es legal en HOLANDA que lo menores pueden pedir la eutanasia desde los 12 años, aunque necesitan el consentimiento parental hasta los 16. Entre los 16 y los 17 años no lo precisan, pero los padres deben participar en la toma de decisiones. A partir de los 18, pueden pedirla sin más. En Bélgica se levantaron las restricciones de edad en 2014. Los niños que quieren la eutanasia han de mostrar "capacidad de discernimiento", estar "conscientes en el momento en que hacen la petición", y los padres tienen que estar de acuerdo.
No entiendo la conmoción en España, donde las encuestas arrojan desde hace tiempo un apoyo a la legalización. Esa mayoría del público que está a favor cree que se va a limitar a los casos extremos, que tanto publicitan los devotos de la eutanasia, cuando la experiencia muestra que el campo de aplicación se amplía una y otra vez. Cree que el paciente va a decidir siempre autónoma y conscientemente, cuando se sabe que es fácil que haya presiones e interferencias . Cree que las salvaguardas y garantías van a funcionar, cuando se acaban desbordando en la práctica. Y no necesariamente por los médicos, a título individual, sino por la normalización social de la eutanasia y la dinámica que abre en un sistema sanitario público. Basta darse cuenta de que es el tratamiento menos costoso. Mucho menos costoso que la medicina paliativa, por ejemplo, lo que explica por qué en Holanda apenas está desarrollada esa rama. Esa mayoría a favor creerá incluso en los controles externos: sí, como los que hay en Holanda, que se hacen, si se hacen, a posteriori, cuando ya no hay remedio.
Sin atender a la experiencia, sin documentarse, sin ver los pros y los contras sin estudiar los riesgos y los posibles efectos nocivos es cóo se ha legalizado la eutanasia en España. Lo quiere hacer el Gobierno Sánchez, y lo hará con el apoyo de otros partidos, convencidos todos ellos de que la eutanasia es de lo más 'pregresista y moderno' o persuadidos simplemente por los sondeos. Y van a despachar a los que se opongan como escoria reaccionaria, ultraderecha, ultracatólica, que quiere que se muera con dolor. Las falsedades habituales. ¡Pero si los creyentes son ellos! Los activistas de la eutanasia. Esos, que como escribió Hendin, nos dicen que "si hay diez casos en los que la eutanasia es adecuada, tenemos que legalizar una práctica que puede causar la muerte inadecuada de miles."
LOS PERJUDICADOS estarán, como indica la experiencia, en los grupos de población más vulnerables: los ancianos, los residentes en asilos, las personas con discapacidad, los pobres, los menos formados y los que sufren trastornos psiquiátricos. Pero, sí, la eutanasia es muy progresista. Como lo fue la eugenesia. ESTÁ PENSADA PARA LOS DESFAVORECIDOS.

(*) CRISTINA LOSADA, LA EUTANASIA QUE VIENE
RESEÑA del libro de Cristina Losada, MORFINA ROJA:
Desde su polémico paso por el servicio de Urgencias del hospital de Leganés, el nombre del doctor Luis Montes está asociado a un sustantivo siniestro: muerte. Durante los cinco años que impuso su ley en Urgencias, decenas de pacientes fallecerían en circunstancias extrañas. En medio de aquel clima enrarecido, una denuncia anónima hizo saltar el nombre de aquel anestesista a las portadas de todos los periódicos. Valiente, polémico y riguroso, «Morfina roja» es el apasionante resultado de la investigación emprendida por Cristina Losada para desentrañar las claves de un misterio que ha conmocionado a la opinión pública española.
"Mi posición personal en esto nada tiene que ver con creencias. No soy creyente, tampoco de religión secular alguna (como sí lo son algunos entusiastas y devotos de la eutanasia). No estoy en contra del suicidio. Estoy en contra de dar al Estado la posibilidad de que me 'suicide' él. Eso es lo que ocurrirá en la práctica." (Cristina Losada)

RESEÑA del libre de Herbert Hendin, SEDUCIDOS POR LA MUERTE:
La democracia real implica el protagonismo de la ciudadanía en la toma de decisiones, y para ello es imprescindible que los criterios que se manejan no estén controlados por eslóganes, prejuicios y consignas fabricadas desde el poder. Respecto a la eutanasia, el libro que tienes en tus manos es un material imprescindible para formarse un criterio teniendo en cuenta la experiencia real de otros países, las situaciones concretas de enfermos concretos, (y no solo del caso mediático de turno), las dudas que surgen ante la aplicación de la eutanasia, o las reflexiones de quien ha estudiado el tema de cerca y desde un punto de vista profesional...
Con la reedición de este libro queremos hacer un servicio a nuestro sistema democrático y, por tanto, a la sociedad entera. Desde los gobernantes, que pretenden legislar sobre este punto ignorando la realidad, hasta los enfermos y sus familias, que se verán afectados por una legislación así.
Uno de los falsos argumentos para la aprobación de la eutanasia es que la persona tiene que ser libre para decidir el final de su vida, cuando la realidad es que la vida (y de un modo especial la vida en la enfermedad) está condicionada por numerosas presiones, especialmente para los débiles...

TRIAJE A LA MUERTE