...Para seguir Caminando
"Días antes de irme ya vivía trastornado por el imán del viaje, atraido por su influjo magnético hacia la fecha y la hora de la partida, que se acercaban con tanta lentitud. Aún no había empezado a irme y ya estába yéndome (...) Nunca he vivido tan obsesionado por viajes imposibles como entonces, tan eneajenado de mí mismo, de todo lo tangible, lo real, lo que tenía cerca. (...) A veces me asaltaba de golpe el remordimiento por no haber sabido o podido atreverme a otra clase de vida (...) había dos mundos, uno visible y real y otro invisible y mío, y yo me adaptaba mansamente a las normas del primero para que me dejaran refugiarme sin demasiada molestia en el segundo.
Ahora, al cabo de los años, entiendo que mi apariencia dócil no era sólo una máscara, la identidad falsa de un espía, sino también una parte sustancial y verdadera de mí mismo, la parte amedrentada y obediente que siempre ha existido en mi carácter, la satisfacción de tener ante los demás una presencia respetable (...) Durante años me gustó recordar, fabulándolas, las rebeldías turbulentas de mi adolescencia, pero ahora no creo que formasen más parte de mi carácter que el afán de conformidad que me guió tan poderosamente hasta el final de la infancia, y que volvió sin duda a actuar sobre mi en la vida adulta cuando acepté casarme y no me negué a cumplir un cierto número de obligaciones o humillaciones laterales que en el fondo me provocaban una sorda hostilidad (...) Sabía que estaba equivocádome, pero no me costaba nada dejarme llevar, y había momentos en los que me engañaba con cierto éxito a mí mismo (...)
De niño obedecía con placer a mis padres y a mis profesores, y obtener notas excelentes, y ser considerado un alumno ejemplar me llenaba de orgullo (...) viéndome a mi mismo tan rebelde, lo cierto es que he tenido a lo largo de mi vida muy pocos arrebatos de verdadera rebeldía, de ruptura y coraje, y muchos de ellos han sido tan torpes, tan insensatos en su temeridad, que sólo me ha dejado un recuerdo de vejación y fracaso (...) Siempre queriendo irme, culo de mal asiento que no acaba nunca de encontrarse a gusto, y de pronto me encontraba instalado, paralizado, sedentario , a los veintisiete años, pagando letras de un piso, de casa a la oficina, de la oficina a casa, imaginando viajes, soñando despierto sin ver apenas la realidad, escapándome a los libros (...)
La amistad era también repetición y hábito (...) Estábamos quemados, agobiados por las consecuencias de una idéntica docilidad y poltronería, los dos deseando cosas que estaban más allá de nuestro alcance, vidas que no iban a llegar o que habíamos dejado que se nos fueran de las manos, que se malograran por culpa de nuestra timidez o nuestra cobardía, de nuestra falta de empuje. (...) Cada uno veía en el otro el espejo de su propia insuficiencia. Nos unía lo que no éramos más que lo que éramos, lo que ninguno de los dos nos atrevíamos a hacer. Cumplíamos con idéntica corrección nuestras obligaciones exteriores, nuestros deberes como empleados, maridos y padres (...)
A la salida del callejón nos encontrábamos algunas mañanas a nuestro compañero Gregorio Puga (...) a quien hace ya varios años que no he visto (...) Sólo una cosa recordaba, y no se me ha olvidado porque después de aquel día Gregorio me lo repitió muchas veces, sujetándome del brazo para acercarse más a mí mientras me miraba con sus ojos enrojecidos y me decía:
-No te conformes, que no te pase como a mí, vete de aquí cuanto antes, no vayas a acabar como yo, no te conformes, no te dejes comprar
-No pienso estar aquí mucho tiempo. Me iré en cuando me salga algo mejor.
-Ésa es la trampa, esperar a que salga alguna cosa mejor, eso fue lo que me pasó a mí. -No se puede esperar, hay que irse, aunque no se tenga nada más, hay que estar dispuesto a todo, a pasar necesidad si hace falta, porque si aceptas un poco lo aceptarás todo, tragarás con todo. No tienes mujer, no tienes hijos, no tienes deudas ni hipotecas, así que ahora o nunca.
(...) Y yo seguía esperando a que me saliera algo mejor, y yendo cada mañana a las ocho en punto al trabajo, pero ahora ya tenía obligaciones, ahora estaba casado y tenía un hijo y pagaba cada mes la letra del coche y del piso, y aunque mi mujer ganaba en su trabajo un sueldo mejor que el mío no siempre llegábamos con desahogo a fin de mes (...) Me cruzaba por el pasillo con mi amigo Gregorio, cada uno con una carpeta de expediente bajo el brazo (...)
-Pero qué haces que no te has ido ya de aquí, cuántos años vas a seguir aguantando.
Ya estaba yéndome varios días antes de que saliera el tren, el expreso nocturno con sus vagones azules de coche-cama que tenía algo de Orient Express cuando yo llegaba con mi maleta al andén un poco antes con el alivio infinito de estar solo, de haberme desprendido, provisionalmente del sucesivo agobio de la oficina y de mi casa, de los horarios (...) Cuando me decidía a aceptar un viaje, porque me apetecía mucho o porque sabía que negarme a él me perjudicaría en la oficina, no me atrevía a decírselo a mi mujer, e iba dejándolo siempre para el día siguiente el mal trago de darle la noticia (...) Sin necesidad de ser infiel mi estado natural era la culpa, y el secreto inocuo de un viaje de trabajo pesaba sobre mí como el desasosiego de un adulterio...(...)Yo estaba yéndome antes de irme, pero hasta el último minuto no era seguro que me fuera a marchar..."
Pasajes del capítulo Olympia, correspondiente a SEFARAD, una novela de Antonio Muñoz Molina, con algunas pinceladas autobiográficas.
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*Dreams of Runaway & Freedom in...*...these Badlands*I want to run...I want to tears down the wall that hold me inside* And I did it My Way
*PD: Este blog, que este mes cumple un año, estará varias semanas inactivo y sin actualizar. Es sólo una pausa, "una paraita...para luego seguir caminando" en esta vida errante. El autor hace un receso para hacer una peregrinación por una de las rutas de El Camino de Santiago, concretamente El Camino del Norte, un viaje que tenía en mente hacer y, aprovechando una "paraita" en su recorrido laboral, ha encontrado el momento oportuno para hacerlo. Gracias a tod@s por vuestras visitas y vuestros comentarios.
7 comentarios:
C..ontra hijo (me imagino que lo podrias ser, tengo uno de 37) Uff, no sabes como te entiendo. Creo que pese a la edad y la circunstancia tenemos mucho en comun. Yo tambien fui debil, comparti tu actitud hacia la sociedad y la familia, fui un compendio ejemplar hasta los 45. Luego, en su momento, todo exploto, ya no pude mas, eran ellos o mi supervivencia.
Este viaje es una buena experiencia y una buena referencia para repetirlo en momentos semejantes al actual, para desintoxicarte. A ver si cuando vuelva a mis verdes valles nos tomamos una sidrina. Que la fuerza te acompanie.
Espero que la 'paraíta' y el camino te hagan bien, amigo. Ah, y qué gran libro es Sefarad de Muñoz Molina. Todos los intolerantes de este mundo deberían leerlo de principio a fin.
Buen camino, feliz Camino.
Esperaremos tu regreso con Ansia.
Buen viaje runaway y ya vendremos a ver que tipo de experiencias has adquirido.
Saludos
Hooola. Que pena, no hemos coincidido en Oviedo por los pelos. Estuve allí hasta el sábado: menuda semanita de lluvia. Me apiadaba de los pobres peregrinos.. y mira por donde tu eras uno de ellos. Seguro que, pese a que en Asturias no hay tapas (jejeje), disfrutarás ese paisaje único. El Camino del Norte es mi favorito y muy en especial el tramo del Primitivo.
Por cierto, si vas por él toma nota de que hay un albergue nuevo y bueno en el alto de Cabruñana, en la etapa 21; y también hay otro nuevo en Salas, a la entrada, que sustituye al viejo del Hogar del Pensionista (iba haciendo un documental para la tele pero ya aproveché para actualizar algunos datos de la guía de El País-Aguilar). El Camino es un ente muy vivo y cambia sin cesar
BUEN CAMINO, COMPAÑERO. DISFRUTA DE LA AAVENTURA
Precisamente ayer pecnoté en el el nuevo de Cubiñana y hoy estoy pecnotando en el nuevo de Salas, que es de una paisana con un bar-restaurante y que tenía un piso vacío y lo donó para darle hospitalidad a los peregrinos. Estoy escribiendo esto desde el Telecentro de Salas.
Estoy haciendo el Camino Primitivo del interior y, efectívamente, Paco, tiene algo mágico, llueva toda la semana como la pasada o, haga sol y calor como lo está haciendo ésta. Y no hay que ser creyente para darse cuenta de ello. Toda la franja norte tiene un paisaje único, siempre verde, que no hay en todo el resto del país. La verdad es que lo estoy disfrutando. Saludos a tod@s.
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