En corto: LA PLUTOCRACIA anglosajona había decidido que el capitalismo transnacional implicaba necesariamente, como próximo paso en la evolución histórica de la Humanidad, un NEW WORLD ORDER , es decir, el “Orden de un Nuevo Mundo”, que sería en realidad la traducción correcta de esta expresión.
Pero la sociedad mundial todavía no estaba lo bastante 'MADURA' (entiéndase: BLANDEADA, MACERADA, ATONTADA) para llegar a este momento, y los instrumentos de control necesarios tampoco estaban aún lo suficientemente desarrollados; pero todo era una mera cuestión de tiempo. Como dijo DAVID ROCKEFELLER en 1994, “TODO LO QUE NECESITAMOS ES LA CRISIS OPORTUNA Y EL MUNDO ACEPTARÁ EL NUEVO ORDEN MUNDIAL”.
Desde 1990 (aunque la idea de un Gobierno Mundial Plutocrático Anglosajón venía de mucho más atrás), se fueron dando sucesivos pasos hacia la llegada del Nuevo Orden, que en realidad implica la sustitución del sistema económico vigente desde 1971, cuando Richard Nixon abandona los acuerdos de Bretton Woods y establece el sistema del dinero fiduciario, desvinculado de su referencia al oro.
De manera muy reveladora, en 1972, por encargo del Club de Roma, el MIT publica el conocido informe Los límites del crecimiento. Las posteriores actualizaciones de este informe no han hecho más que confirmar su diagnóstico, que constituye el actual consenso dentro de las élites globalistas. Un consenso generalizado desde hace tiempo en instituciones como el FORO DE DAVOS o el mucho más discreto COUNCIL OF FOREIGN RELATIONS.
(...) LA ÉLITE GLOBALISTA sabe perfectamente desde hace décadas que el sistema económico que ella misma diseñó hace unas décadas está a punto de derrumbarse. La crisis financiera de 2008 constituyó un primer aviso; pero pronto la veremos como un pálido reflejo del verdadero tsunami económico que nos espera de aquí a muy poco, cuando todo el castillo de naipes del sistema económico capitalista–globalista se derrumbe y el mundo tal como lo hemos conocido llegue a su fin.
Sabiendo todo estos como lo saben, LOS GLOBALISTAS HAN DISEÑADO UN PLAN para la era post–colapso que en muy pocos años va inevitablemente a comenzar. Desde más o menos el año 2000, vienen realizando sucesivos esfuerzos –no siempre igualmente exitosos– para derruir el mundo que conocemos e ir implantando el que ellos han diseñado para nuestro futuro. En los últimos años, el Cambio Climático ha constituido el gran mantra que, pronunciado últimamente por la niña–profetisa Greta Thunberg, intentaba impulsar a nivel planetario una serie de cambios de gran calado en la dirección deseada por el globalismo internacional, ESA ALIANZA DE PLUTÓCRATAS E IZQUIERDA BURGUESA que hoy parece dominar el mundo. Sin embargo, la matraca continua del Cambio Climático antropogénico –una absoluta falsedad científica, por cierto– no bastaba para crear la crisis deseada, a la que, como ya hemos dicho, se refirió en su momento David Rockefeller.
Hacía falta algo más. Y ya sabemos cuál fue la idea que se les ocurrió a los globalistas: provocar para 2020 la gran pandemia del COVID-19, a base de un coronavirus modificado en el laboratorio de Fort Detrick y en el Por-4 de Wuhan.
Se trataba, claro está, de una OPERACIÓN de GUERRA PSICOLÓGICA. En 2009, la FALSA PANDEMIA de GRIPE A no consiguió sus objetivos justamente porque la mentira no fue lo suficientemente grande. Por paradójico que resulte, en el mundo de la guerra psicológica, un engaño tiene tantas más posibilidades de triunfar cuanto más gigantesco sea su tamaño.
LA MENTIRA DEBE DE SER ENORME, que a la mayor parte de la población le resulte imposible no creerla; y, si ya alcanza unas dimensiones planetarias, entonces el éxito está prácticamente garantizado. Es lo que ha sucedido con la pandemia del COVID-19: ha recibido tal amplificación por parte de unos MASS-MEDIA que se deben a sus amos –LA PLUTOCRACIA INTERNACIONAL–, y ha sido apoyada en tal grado por casi todos los gobiernos del mundo –que han traicionado a sus pueblos y se han sumado al consenso de los globalistas, de quienes se han convertido hoy en absolutos vasallos–, que el ciudadano medio, abrumado, desconcertado y desorientado, ha decidido, como estrategia de “supervivencia”, el camino infantiloide de la obediencia y de creer a pies juntillas lo que dice la televisión.
Nunca como ahora se había visto desactivada la capacidad racional y crítica de la humanidad (especialmente de la humanidad occidental, tan cobarde y timorata; Y dentro de ella especialmente la española, aborregada como ninguna otra). A pesar de que hasta la misma OMS ha reconocido su inutilidad (por no hablar de sus efectos adversos), hemos aceptado llevar mascarilla en todo momento. A pesar de que expertos de máximo nivel han explicado por activa y por pasiva la invalidez de los test PCR como método de diagnóstico clínico, los medios de comunicación, los gobiernos y hasta el establishment sanitario se han encargado de que la ciudadanía los considere oráculo infalible.
Y, a pesar de que la célebre vacuna –tanto la de Pfizer como la de Moderna– sea en realidad, como explica entre nosotros de forma tan extraordinaria la doctora Martínez Albarracín, una terapia génica hasta ahora nunca probada en humanos y de efectos secundarios imprevisibles, una parte creciente de la ciudadanía se muestra dispuesta a servir como conejillos de Indias, máxime cuando se va viendo que los gobiernos presionarán de todas las maneras posibles para que se la ponga el total de la población (aunque ya sabemos que las élites y los políticos que están en el ajo no se la van a poner; o sólo van a fingir ante las cámaras que se la ponen, como ya han empezado a hacer: he ahí el caso, por ejemplo, de la vicepresidenta in pectore Kamala Harris).
Si quieres llevar una vida más o menos normal, debes tener el HEALTH PASSPORT (Pasaporte de Salud). Y si te niegas a pasar por el aro, ya verás el ostracismo social, o algo incluso peor, que te espera. ¿Cuál es la verdadera finalidad de la vacuna? Sobre el particular existen diferentes teorías; pero, desde luego, está claro que esa finalidad no es posibilitar que volvamos a la vida que llevábamos en 2019, porque existe una voluntad declarada de que esa vida ya no vuelva nunca más.
En el campo político, los globalistas han alcanzado uno de los objetivos pretendían al provocar la crisis del Covid-19: Apartar del poder a DONALD TRUMP por medio del ESCANDALOSO FRAUDE ELECTORAL cometido en las elecciones del 3 de Noviembre. Un PUCHERAZO absolutamente descarado, cometido por el PARTIDO DEMÓCRATA –ya un mero títere del gobierno chino y de los globalistas– ante el cual el Tribunal Supremo norteamericano y los GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN internacionales HAN DECIDIDO CERRAR LOS OJOS. Tras lo cual queda manifiesto y patente lo que en realidad ya sabíamos: QUE LA DEMOCRACIA NO EXISTE Y QUE VIVIMOS INMERSOS EN UNA DICTADURA GLOBAL.
Y, mientras todo esto sucede, suceden también otras muchas cosas. La gente se va acostumbrando a algo tan antihumano como no abrazarse, tocarse ni darse la mano. Normalizamos “hábitos de higiene” que hace un año cualquier psicólogo habría diagnosticado como trastorno obsesivo–compulsivo. En la economía, el plan globalista prevé –con la colaboración de gobernantes tan infames como Pedro Sánchez en ESPAÑA, Alberto Fernández en ARGENTINA o Justin Trudeau en CANADÁ– provocar artificialmente una RUINA GENERALIZADA, sobre todo de los pequeños negocios: entre otras cosas, para conducirnos a una situación de DESESPERACIÓN SOCIAL que lleve a la población a aceptar las draconianas medidas que los gobiernos pretenderán aplicar ya dentro de muy poco.
Ahora ya incluso podemos ponerle rostro a esa dictadura globalista. No el de GEORGE SOROS (al fin y al cabo, una figura secundaria en la jerarquía de la Élite), ni tampoco el de BILL GATES (pues no, tampoco él se encuentra realmente en la cúspide de la pirámide del poder internacional). Mucho más cerca de esa cúspide se halla alguien como KLAUS SCHWAB, presidente del FORO ECONÓMICO MUNDIAL y una de las cabezas pensantes que han diseñado el plan globalista actualmente en curso.
SCHWAB, transhumanista declarado, es el gran impulsor de la AGENDA 2030. Un mundo el de entonces que sus vídeos promocionales nos muestran como algo limpio, ecológico y maravilloso, pero en el que, en realidad, se pretende implantar el modelo chino de CONTROL SOBRE LA POBLACIÓN MUNDIAL: una curiosa mezcla entre capitalismo, comunismo y tecnología punta en el que se habrá convencido a la población de que lo mejor –en realidad, lo único– que puede hacer es someterse dócilmente a sus Amos. Renunciar a sus propiedades y a sus antiguos derechos. Convertirse en piezas absolutamente dependientes del Sistema, que puede convertirlos en cualquier momento en auténticos parias o apestados, si la monstruosa Inteligencia Artificial que controlará el mundo detecta que no cumples las indicaciones que se te proporcionan. Como si estuviéramos dentro de un capítulo de Black Mirror. Poco podía esperar Charlie Parker, creador de la serie, que en tan poco tiempo su ficción quedaría superada por la realidad.
Y bien: ¿Qué podemos hacer, qué va a ocurrir ahora, a qué esperanza aferrarnos? Seguramente, la derrota de Donald Trump habrá decepcionado a muchos. Los seguidores de Qanon deben de andar en horas bajas. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. También yo personalmente deseaba otro final para Trump, un outsider cuya victoria de 2016 constituyó una muy desagradable sorpresa para la élite globalista. Ahora bien: esta situación tiene al menos la virtud de hacernos ver que no podemos esperar la “salvación” de ninguna instancia externa. ¿Recuerdan aquel delicioso clásico de la ciencia ficción que fue El increíble hombre menguante? Para el hombre reducido a la estatura de un par de centímetros y enfrentado a una horrible araña en el universo del sótano de su casa, todo cambia cuando comprende que tiene que afrontar al monstruo, que tiene que luchar a muerte contra él. Entonces el miedo desaparece. Cuando comprendes que tienes que luchar por tu vida en realidad es también cuando vuelves a vivir.
Ahora bien: ¿Cómo podemos luchar nosotros? Son muchos los que ya han empezado a hacerlo, y su ejemplo nos sirve de inspiración. Cualquiera que, durante los últimos meses, se haya molestado en buscar información alternativa por Internet, ha visto los rostros de innumerables personas –españoles, alemanes, franceses, argentinos, estadounidenses y de tantos y tantos otros países– que daban la cara públicamente para denunciar la operación terrorista – pues tal cosa es– que se está desarrollando contra la humanidad. Profesionales de todos los ramos, bloggers, gente de a pie: rostros nobles y hermosos de gente valiente que no estaba dispuesta a callarse.
La situación actual es muy difícil, pero aún no desesperada. Muchos bajaràn la cabeza y se someterán a la bestia –permítasenos aquí el símbolo apocalíptico. PERO OTROS MUCHOS NO LO HARÁN. Otros muchos que saben que el plan de un Klaus Schwab no puede funcionar porque finalmente la Humanidad se rebelará.
GEORGE SOROS es, sin duda, el gran promotor del caos entrópico a todos los niveles, en pos no de la “sociedad abierta” de Karl Popper, sino de la “sociedad descompuesta”, que es lo que el globalismo desea. Por eso ha apoyado causas al parecer tan dispares como los vientres de alquiler, el matrimonio homosexual, la inmigración descontrolada, la independencia de Cataluña o la agenda del lobby LGTBI. En todos los casos, lo que se está apoyando es la idea general de caos, de confusión, de dispersión centrífuga.
Dicho de otro modo, el descenso a un menor nivel de complejidad (es decir, de co–implicación orgánica y armoniosa de elementos diversos en pos del bien general del conjunto). Ese botarate supuestamente ilustrado y leído que es Raúl del Pozo lo dijo muy bien en cierta ocasión: “Nunca fuimos tan felices como en el caos”. Frase que, según se interprete, puede tener cierto sentido… o no.
1 comentario:
TODO MUCHO MÁS CLARO...
PUCHERAZO ELECTORAL CONTRA TRUMP:
Un reportaje publicado por la revista TIME acaba de proclamar SIN TAPUJOS, con una descarada desvergüenza acaban de reconocer lo que ya sabíamos, lo que el conjunto del mainstream de los grandes grupos mediáticos, televisivos y big-tech CALLABAN, MANIPULABAN, SILENCIABAN O CENSURABAN mientras el resto de la PRENSA LIBRE —léase: el conjunto de la 'facho-esfera'— lleva diciendo desde el 3 de noviembre: la elección del anciano Joe Biden ha sido el mayor pucherazo de los muchos que ha habido en la historia norteamericana.
El propio Biden reconoció que estaban preparados para cometer «el mayor fraude electoral de la historia de Estados Unidos» en unas declaraciones en el pasado mes de Octubre.
Nadie, sin embargo, lo tomó en serio: todo el mundo lo atribuyó a un lapsus cometido por este senil viejo verde pederastria.
Ahora, en cambio, ya no hay lapsus que valga. Negro sobre blanco el TIME reconoce que hubo un complot secreto para amañar las elecciones y dar la victoria al candidato demócrata. Fue «toda una cábala bien financiada por personajes poderosos que abarcaban diversas ideologías y sectores económicos y que colaboraron tras bambalinas para influir en las percepciones, cambiar reglas y leyes condicionando la cobertura informativa y controlando el flujo de noticias».
Y sigue: «Fue todo muy muy extraño. Incluso cuando muchos estados clave aún no habían finalizado el recuento de votos, asistimos a un esfuerzo orquestado para designar al ganador». Y refiriéndose a las protestas y denuncias efectuadas por el candidato republicano, el periodista reconoce: «En un sentido, Trump tenía razón».
Y si quieren saber ustedes cuáles eran las tendencias ideológicas que, tras bambalinas, sostenían la operación y quiénes formaban parte de la conjura, el mismo artículo no tiene ningún inconveniente en decírselo: «SE TRATÓ DE UNA ALIANZA INFORMAL SOBRE ACTIVISTAS DE IZQUIERDA Y LOS TITANES DE LAS GRANDES EMPRESAS».
No saben lo a gusto que uno se siente cuando el propio enemigo te reconoce tan a las claras lo que llevas diciendo desde hace años: la izquierda progre se ha convertido en el principal aliado, en el gran sostén ideológico del capitalismo especulador y mundialista. «Podemos» y el «Ibex 35», por hablar en términos concretos de aquí, van hoy de la mano.
TIME se ha dignado a regalarnos la migaja de una parte ínfima de la información de lo que sucedió a partir del 3 de noviembre del 2020, día en que se robaron las elecciones norteamericanas. TIME lo ha hecho al descaro y se ríe de sus lectores a la cara. Se ríe de todos, del pueblo norteamericano y del mundo entero, porque la publicación está acostumbrada a hacerlo, y que nada suceda. Lo que viene a decir el reportaje de la revista TIME es: ‘Cometimos fraude. Pero lo hicimos por vuestro bien, ¡deplorables!’
+>https://youtu.be/_EANn4w81k4
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